Ciudadano del mundo

Tras seis años de investigación, entrevistas, correos electrónicos y videoconferencias, sale a luz esta biografía de mi amigo y paisano Juan Gerona Peña.

Ya hice una entrada sobre su vida cuando comencé a escribir este libro. Para hacer boca, aquí va la sinopsis y algunos comentarios que van en contraportada.

Juan Gerona Peña (Sariñena,1930 – Dallas, 2003) fue un jurista, traductor y militante antifranquista. Descendiente de familias de recia raigambre en Aragón, tuvo una infancia agitada por la Guerra Civil. Su padre se asentó después como notario en Cataluña, donde Juanito comenzó a dar muestras de un gran interés por las lenguas y las causas sociales.

Tras estudiar Derecho y ganar las oposiciones al Cuerpo Diplomático, su carrera se frustró por estar casado con una extranjera y su activismo en el Frente de Liberación Popular (FLP). Arrestado en 1959, cumplió tres años de prisión.

Exiliado, trabajó en la ONU como traductor, donde llegó a ser jefe de la sección de lengua española. Su labor en la institución contribuyó significativamente al fortalecimiento del español como lengua de trabajo en el ámbito internacional. Políglota (llegó a dominar diez idiomas), gran viajero, apasionado del conocimiento y la cultura, hizo de su casa en Nueva York un espacio de encuentro y amistad para muchos literatos y exiliados. El Rey de España le concedió la Medalla al Mérito Civil en 1991.

Su vida, que ha pasado desapercibida hasta la fecha para la sociedad española, dejó tras de sí una estela de luz. Darla a conocer es lo que pretende esta obra tejida con retazos de muchos testimonios de personas que lo conocieron de cerca y lo quisieron de verdad.

  • «Recuerdo tam­bién el caso de Gerona, que habiendo aprobado brillantemente los ejercicios en la carrera diplomática, fue desposeído de su plaza… De haberse tra­tado de otra persona, esta situación anómala se hubiese arreglado en silencio.» —Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid.
  • «Conocí y traté a Juan Gerona durante una década. Éramos compañeros y amigos. Guardo de él buenos recuerdos.» —Eduardo Mendoza, escritor y Premio Cervantes.
  • «Cuando llegué a Nueva York para trabajar como traduc­tor con la ONU, Juan fue un excelente compañero y, luego, un buen jefe.» —Miguel Sáenz Sagaseta de Ilúrdoz, miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

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