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Vidas regaladas
La hermana Raymunda llegó al Camerún en 1965. Es la única que queda de un grupito de monjas holandesas que fundaron en Bambui, a unos doce kilómetros de Futrú-Nkwen, el convento de Santo Domingo, hoy formado por 22 religiosas contemplativas. Mi profunda amistad con Raymunda ha resistido el paso del tiempo. Cada día de mi cumpleaños espero su tarjeta de felicitación, hecha a mano, en la que me mantiene al día de la situación de su comunidad, de su salud, de lo que pasa en Camerún… Para ella, vernos hoy aquí, ha sido una enorme alegría. Acaba de salir del… Seguir leyendo…