
Queridos amigos y amigas:
¡Vaya año el que se nos escapa entre los dedos! Como podéis ver en nuestra felicitación familiar, hemos querido resumirlo así: «En un mundo violento e impredecible, que el Príncipe de la Paz reine en 2026». No es solo un deseo piadoso, sino un grito hondo que nace de la terca esperanza.
Para mí, este ha sido un tiempo desbordado de novedades, atravesado por dolores profundos, salpicado de grandes alegrías y marcado por retos que han exigido coraje y paciencia. Y al llegar la Navidad, tiempo de memoria agradecida, siento la necesidad de dar gracias por todo ello.
Lo más duro del año ha sido, sin duda, la pérdida de mi hermano Pepe, tras una lucha valiente y tenaz contra un cáncer de páncreas que se prolongó algo más de un año. El vacío que ha dejado en mi corazón sigue abierto; el duelo está siendo largo, áspero, a ratos silencioso. Pero cada mañana, en la oración, cuando pronuncio su nombre, lo sé envuelto en los brazos amorosos del Padre y acompañado por quienes nos han precedido. Con él están también otros rostros queridos que se me han ido este año: Cecilio Lacruz, maestro sabio y bueno del seminario; Cado Muñoz, hogar abierto y corazón generoso en Duala durante mis años de Camerún; Joaquín Sobrino, amigo entrañable de los tiempos del ICCE en Madrid; María Jesús, esposa de mi querido Miguel Rallego; amigos de Sariñena, Barbastro, Nkwen, Zaragoza… Mi corazón, este año, está lleno de nombres, de historias y de despedidas que siguen doliendo.
Pero no todo ha sido pérdida. También ha habido mucho que celebrar. La alegría mayor, el lanzamiento de mi nuevo libro, «Ciudadano del Mundo: Biografía de Juan Gerona Peña», que me está permitiendo rescatar del olvido a este amigo y paisano insigne, tan desconocido entre los suyos, y ofrecer a su familia —especialmente a sus hijos, Carla y Johnny— y a sus amigos un espacio para celebrar y reivindicar su memoria. Publicar libros sigue siendo un negocio ruinoso, pero una aventura profundamente humana, que me regala encuentros, conversaciones y la dicha de compartir sueños y esperanzas ajenas.
Y hablando de esperanza, este Año Jubilar nos ha permitido organizar, desde el Festival EsperanzARTE que dirijo, nada menos que 26 conciertos. Hemos llegado a muchos más colegios de Zaragoza y Logroño y, por primera vez, a la cárcel de Daroca y al Hospital de San Juan de Dios. Lugares distintos, públicos diversos, miles de niños y jóvenes, una experiencia artística que siembra, desde el Evangelio, luz donde a veces solo hay rutina o silencio. Además, hemos podido contribuir con más de tres mil euros a diversos proyectos solidarios.
También hemos respirado esperanza en la Plataforma Sijena Sí. El monasterio que ayudamos a defender ha logrado por fin la sentencia definitiva del Tribunal Supremo para la devolución de las pinturas expoliadas durante la Guerra Civil y hoy depositadas en el MNAC. El museo se defiende con artimañas de trilero viejo, pero acabará cumpliendo la ley. Hay que seguir remando. Por eso hemos celebrado la cuarta romería «Sijena Viva», nos hemos manifestado ante el MNAC, hemos conseguido una oposición unánime de las Cortes de Aragón a la implantación de un parque eólico en Sijena y seguimos buscando una comunidad monástica que devuelva vida y oración al monasterio. No faltan candidatas, pero los obstáculos eclesiales siguen siendo muchos.
Otra de mis grandes alegrías es, cómo no, mi propia familia. Mi mujer, Susana, cada día me enseña cómo ser mejor persona. Mis hermanos, con quienes formo una piña que hunde sus raíces en un cariño contra viento y marea. Nuestros hijos, fieles a sus sueños, avanzan hacia el horizonte profesional que cada uno ha elegido, creciendo, aprendiendo, buscando su lugar en el mundo. A Susana y a mí nos importa aún más que crezcan con un buen corazón, y no dejamos de dar gracias a Dios por ello. Los cinco hemos podido cumplir un sueño largamente acariciado: viajar a Chile para visitar a mis muchos primos hermanos. La foto de esta Navidad está tomada allí, tras dos semanas intensas de cariño, reencuentros y raíces compartidas, cuyos detalles he ido narrando en este blog.
Alegría también por los abrazos de tantos amigos en el Encuentro Nacional del MOCEOP en Madrid y en nuestra reunión anual en Zaragoza. Los curas casados seguimos ahí, fieles a nuestra vocación, aguardando desde la terca esperanza a que el nuevo papa, León XIV, termine de recuperar con valentía el espíritu evangélico y abra definitivamente el ministerio a los casados y a las mujeres. Todo llegará… aunque, ¡cuánto tarda el alba!
No puedo olvidar a los hermanos y hermanas que me acompañan en la aventura de seguir a Jesús en el día a día: la comunidad de Uni2 a Jesús; el grupo LAR de familias escolapias; mi comunidad educativa del Colegio Cristo Rey; la iglesia del Espíritu Santo del Actur; el equipo de «Historias compartidas» con el que estamos caminando junto a emigrantes que se sientes solos; la reunión mensual por wasap con Bo Be Nka’a, los chavales que acompañé hace más de 30 años en Camerún y que hoy están dispersos en siete países…
No han faltado, sin embargo, nubarrones, tristeza y rabia en estos meses. Camerún ha vuelto a ver reelegido fraudulentamente a Paul Biya, que lleva más de 40 años en el poder, mientras la guerra de baja intensidad sigue haciendo sufrir a mi gente. Gaza nos ha hecho llorar mucho este año mientras Israel seguía hundiéndose en el negro pozo de la injusticia y la violencia que comenzó a excavar en 1948. Pero la gran desgracia para la humanidad ha sido, sin duda, el regreso al poder de Donald Trump. Su presidencia lo está integrando de lleno en el club de los tiranos y está volviendo irreconocibles tanto a Estados Unidos como al orden internacional que, con todas sus imperfecciones, había permitido una cierta convivencia desde la Segunda Guerra Mundial. Cada día amanecemos con noticias que provocan vergüenza ajena ante decisiones estúpidas, injustas y crueles: el sufrimiento interminable del pueblo palestino, la humillación infligida a Ucrania frente a la invasión rusa, el desprecio al derecho internacional, ahora también en Venezuela, las políticas energéticas que promueven en vez de mitigar la crisis climática, el olvido de los más pobres o el trato inhumano a millones de inmigrantes en EE. UU.
No todo es Trump. Podría hablar de España largo y tendido, pero solo quiero expresar mi profunda indignación, en el 50 aniversario del abandono del Sáhara Español, ante la nueva traición de nuestro Gobierno a las esperanzas del pueblo saharaui, mártir de una descolonización desastrosa y desleal. Seguiremos soñando con el referéndum de independencia, a pesar del viento en contra y de las enormes presiones del sátrapa marroquí, cuyas injusticias y represiones sostienen los intereses económicos españoles.
En el día a día, sigo agradecido por tener salud y energía para educar: a mis chicos como tutor de 5.º de Primaria, a mis alumnos y alumnas de Religión en Secundaria, a mis chavales del Coro Cristo Rey… Cada jornada aprendo con ellos y me esfuerzo por ayudarles a entrar en su mundo interior a través de la escritura de un diario personal. Este año he podido compartir esta experiencia también con adultos, en el taller de la Fundación Vides, en el Retiro de Diario Espiritual y con quienes siguen ahora un curso virtual para responsables de pastoral de colegios escolapios. Vivir, reflexionar, escribir… es vivir dos veces. Me encantaría contar mucho más de todo ello en www.diariopersonal.es, pero no me da la vida más que para una entrada de vez en cuando. ¡A ver si me jubilo un día!
Gracias a todos los que estáis al otro lado de la pantalla leyendo estas líneas y formando parte de mi vida, de mis alegrías y de mis esperanzas. Desde aquí os envío, junto con toda mi familia, mi cariño y mis mejores deseos para esta Navidad y el Año Nuevo. Que llegue cargado de salud, alegría, amor y de esa paz tan esquiva que nuestro mundo herido necesita con urgencia.
¡Feliz Navidad!

Todo en una carta.
Sobra decir nada más
Tú carta me emociona y entro en tu Gran labor que haces .Tú gran capacidad es increíble y te admiro al recordarte viene a mí mente la carita del niño cuando se nos fue América ya se notaba algo especial con potencial me apunté a tu causa por la plaforma se Sigena que al final llegará buen Puerto y que más Jun el mundo está hecho pedazos. Si pudiera elegir donde me gustaría estar sería En Sarinena el el monte en la choza que hizo mi Padre con los animalitos junto al agua tan sana del Alcanadre FELIVIDADES PARA TODA LA GRAN FAMILIA QIE HAS FORMADO
Juan gracias por este hermoso testimonio.Que muchas familias pudieran escribir y vivir así.Enhorabuena y !FELIZ NAVIDAD !ERUNDINA. C.M.T.
Muchas gracias, Juan. Me ha emocionado leerte, que lindo !!! Te felicito por compartirnos .
Un gran abrazo con todo mi cariño para ti, Susana y tus tres maravillosos hijos con quienes tuve la oportunidad de compartir
Tu vida, tu lucha y sobretodo tu esperanza, es como un faro para muchas personas como yo. Solo le doy gracias a Dios por teneos en mi vida y pido para que siempre sea así.
Gracias Juan, un gusto leerte siempre. Gran mensaje de realidad, amor, dolor, paz y mucha mucha esperanza. Os queremos