Mi hermano Javier y mi cuñada Mónica han hecho una sencilla y entrañable fiesta para presentarnos a la familia y los amigos a su hijo Valentín, a quien acaban de adoptar en la República Dominicana.
La fiesta ha sido en Maturana (Álava) -donde hemos podido gozar del paisaje otoñal que colorea ya aquellas tierras-, en un txoko o casa comunal del pueblo que se comparte entre todos los vecinos de una forma ejemplarmente comunitaria.
Valentín es un volcán de alegría, risas, movimiento, ritmo, deseos de tocarlo todo y de revolcarse con todos los perros y gatos que ve. Pero, para mí, ante todo, es un niño que Dios nos ha regalado a todos para que le ayudemos a crecer sano, feliz y lleno de luz. Y allí estaremos, junto a Javier y Mónica, para ayudarles a conseguirlo.
Una iniciativa preciosa.