Javier Sagredo: amar la paz

Gasto militar frente a gasto en desarrollo

Hoy hemos tenido la gran suerte de poder visitar por dentro el edificio de las Naciones Unidas (ONU). Ha sido gracias a Javier Sagredo, amigo de hace muchos años de Javier Bosque pues formaba parte del Grupo Scout Calasanz de Salamanca. Yo estuve con él en un campamento conjunto de scouts de Salamanca y Barbastro en el Ramiro el Monje de la selva de Oza (Huesca) en 1979.

Visitar este “santuario” de la paz y la convivencia mundiales es siempre para mí una experiencia espiritual. Lo había hecho ya varias veces con mi amigo Juan Gerona, nacido en mi pueblo antes de la guerra civil y que fue el jefe de traducciones al español de la ONU. De Juan pienso escribir en breve un largo artículo, pues es una persona desconocida en Aragón.

Hemos estado en la Asamblea de la ONU y en la sala del Consejo de Seguridad. También viendo algunas esculturas y exposiciones que nos han llamado la atención. A los chicos les ha impresionado este cuadro de la foto donde se comparan los gastos mundiales en armamento (círculo amarillo grande) y los de desarrollo (círculo diminuto). Un contador digital cuenta cada segundo lo que el mundo gasta en armas, y empieza a cero cada madrugada. También unas guitarras hechas con fusiles Kalashnikov de Colombia, y un San Jorge que ataca a un dragón hecho de misiles nucleares destruidos según los tratados de desarme.

Javier nos ha llevado luego a ver un panel donde se exponían los Derechos Humanos con dibujos infantiles. Una señora de la limpieza hispana, que pasaba por allí, nos ha saludado y, cuando le ha preguntado Javier qué derecho le importaba más, ella ha respondido: “El derecho a las vacaciones”. ¡Y qué escaso es en este país!

A mi me impresionan los objetos de Hiroshima, en especial una imagen de Santa Inés de la catedral católica de Hiroshima. Es de piedra granítica y está casi fundida por detrás, la parte que miraba al fogonazo de la explosión nuclear. También la capilla de silencio y reflexión interreligiosa, donde tantas personas, a lo largo de la vida de la ONU, habrán estado reflexionando decisiones trascendentales.

Javier es un hombre convencido de la importancia de su trabajo en la ONU. Da gusto hablar con él y saber que, a pesar de lo frustrante de su trabajo en tantas ocasiones, está allí dando el callo, trabajando anónimamente para resolver desacuerdos y mediar en conflictos. Que Dios te bendiga, hermano.

Naciones Unidas

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