Ahora mismo acabo de ver una película con mis hijos, por despejarnos un poco tras el primer día de confinamiento domiciliario por la pandemia de coronavirus. Al terminar de verla me ha parecido que volvía de la realidad a la película que estamos viviendo, una película para la que nunca nos prepararon y en la que nos vemos, de repente, como protagonistas principales. Es verdad que nuestros tatarabuelos y sus ancestros se enfrentaron a plagas terribles, la gripe de 2018, el cólera de los asedios, la peste… Pero nosotros solo lo conocíamos por la Historia.
Hoy estamos haciendo historia. Y es la hora de la esperanza. Porque todos queremos creer que saldremos adelante. Y porque, en el fondo de nuestros corazones, nos sentimos formando parte de una comunidad maravillosa a pesar de sus flaquezas y debilidades, una comunidad que nos cuidará y a la que queremos cuidar.
Es cierto que hemos visto hoy imágenes de egoísmo y pánico en las tiendas, de irresponsabilidad en algunos desplazamientos, de estupidez en quienes se han comportado como si esto fuera un juego, de maldad en los que intentan generar más confusión con teorías conspiratorias, de falta de grandeza en quienes buscan sacar un rédito político de esta pandemia…
Pero también hemos visto a las cajeras de los supermercados mostrando paciencia y generosidad en la enésima venta del día, a artistas ofreciendo alegría y humor en las redes, a los vecinos saludándose con una cortesía poco habitual, a los niños siendo más obedientes, a los ancianos entendiendo que no fuéramos a darles un beso el día de su cumpleaños, a las familias encontrando aplicaciones para seguir viéndose sin moverse de casa, a muchos de nosotros acordándonos y llamando a amigos lejanos que quizá lo podrían estar pasando mal…
Y, por todo ello, estoy convencido de que esta crisis nos va ayudar a ser mejores, a volver a un ritmo de vida distinto, a pensar en quienes están viviendo siempre en un tsunami u otro y no dejan de ser entretenimiento en la hora del telediario…
Gracias a todos los que me habéis arrancado hoy un sonrisa, a quienes me habéis animado con vuestro testimonio, a mis vecinos, con quienes hemos dado una larga ovación a los profesionales sanitarios a lo largo y ancho de toda España, a mis chavales de 6º de primaria de quienes soy tutor y que ayer se despidieron, tras mis cansinos esfuerzos para que entendieran que esto era serio, escribiendo en la pizarra que me querían…
Gracias chavales. Pronto, a la vuelta, nos veremos en un mundo mejor.
Gracias Juan, que así sea. Un abrazo!
Muchas gracias Juan, bonita reflexión, que todo esto pase pronto, pero que quede para mucho tiempo en nuestro recuerdo. Un fuerte abrazo.
Gracias Juan, nos vemos pronto esto no va a poder con nosotros!!!
Gracias a ti por inculcarles unos valores que perduraran con el tiempo y les hará más grandes como personas. Ya queda un día menos… ese debe ser el consuelo de todos. Ánimo y un abrazo!