Por un pacto educativo

Estos días, encendido el ambiente por los defensores y detractores de la Ley Celaá, se publican todo tipo de opiniones, muchas de ellas muy sectarias. He encontrado una opinión local, en el Periódico de Aragón, que he decidido responder: Concertada, derecho a pernada (elperiodicodearagon.com).

Estimado Sr. Alegre:

Soy profesor de la enseñanza pública concertada. Participé en la manifestación contra le Ley Celaá y, como ciudadano, respondo a su artículo de opinión.

Es fácil generalizar la culpa de los abusos de posibles casos de Madrid. Ahora le pregunto: ¿cuántos colegios de la ciudad de Zaragoza están en suelo público gratuito? Ninguno. Usted tira una piedra a los jesuitas sin analizar su caso.

Es cierto que la concertada debe recurrir a cuotas voluntarias, dado que la subvención que recibe no paga todos los gastos (edificios, infraestructuras, equipamiento, formación de los profesores…). Ahora nombre, dado que ha ido a la salida de los colegios, a un solo alumno o alumna que no haya sido admitido en un colegio concertado por no poder pagar la cuota voluntaria… No se esfuerce: ninguno. Y si no, denúncielo ante los tribunales.

Esto se soluciona haciendo que el Estado revise el precio de una plaza escolar, que en el caso de la concertada ahorra al Estado más del 50%, dado que, además de no cubrir otros gastos, nuestros sueldos son, injustamente, muy inferiores a los de la escuela estatal, algo que el Estado dice querer resolver desde hace 30 años.

Gracias por mencionar al Cantín y Gamboa, del que fui director. Pero no acabe allí la lista… Hay decenas de colegios similares en Aragón. Que el lector crítico y buscador de la verdad se informe con datos contrastados y analizados con rigor.

No sé lo que diría mi amigo Labordeta, cuyo padre fue propietario y director de un colegio privado donde limpió los mocos a muchos chavales pobres… Seguro que no le gustaría que la Ley Celaá sea una norma sin consenso que nace muerta. Al lado de este problema, todas las pequeñas discusiones que mantengamos aquí usted y yo son calderilla.

Mirémonos a los ojos, sentémonos a una mesa y saquemos adelante un gran Pacto Educativo, que es lo que de veras necesitan los niños y niñas de España y no que se enfrenten a gritos los dos sistemas públicos de educación: la escuela estatal y la concertada.

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