
Hoy ha sido un día precioso de convivencia con primos, sobrinos y amigos de Alberto, que nos ha llevado a su viña, un terreno donde produce un vino que llama «Casa de Izuel».
Ahora hay una cierta crisis del vino en Chile, como en España, porque se produce más del que se vende, pero eso no arredra a mi primo, que sigue con ilusión su proyecto, esperando mejores tiempos.
Mientras, la viña ha sido un estupendo escenario donde preparar una paella… o más bien dos, porque las paelleras eran pequeñas y mientras Susana se lanzaba a hacer la cocina, yo me arriesgaba en un pebetero donde se habían hecho brasas para calentar al personal. Gracias a Dios, ambas han salido bien, aunque la de Susana tenía mejor presentación. Johana y Sandra nos han ayudado con el sofrito, que ha llevado su tiempo.
Alegría, cumpleaños de Mariano, jotas, canciones con cierta nostalgia por los españoles presentes, mucho vino… ¡y bueno! Para terminar, una tarta de mil hojas con «manjar», como llaman aquí al dulce de leche, algo omnipresente en todos los pasteles y postres.

















Muy lindo todo. Gracias Juan por grabar estos lindos momentos y compartirlos. Un gran abrazo.