Cercana ya nuestra partida, quiero compartir algo que he ido preparando hace semanas traduciendo la historia de la misión que publiqué en 1996 y que celebra una iglesia que nace de los mismos cristianos de Nkwen y no del esfuerzo misionero de los europeos.
Os incluyo aquí los murales de la iglesia de Futrú sobre la historia de su fundación.
También incluyo algunas fotos que tomé el año pasado en una exposición sobre los alemanes que salieron de Camerún y se asentaron en Zaragoza. Esta historia la publicó en un libro Sergio del Molino (“Soldados en el jardín de la paz”, Ed. Prames, Zaragoza, 2009), periodista del Heraldo de Aragón, con archivos fotográficos de la familia de Paul Bieger y otras fuentes.
Finalmente, hay unas fotos de un pequeño altar que edifiqué en el cementerio de Futrú en memoria de aquella valiente comunidad cristiana original.
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La llegada de la fe católica a Nkwen en 1919
Agosto de 1914 marcó el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Durante este período, el catolicismo era poco más que un rumor en las praderas del sur de Camerún. Los viajeros procedentes de diferentes pueblos de alrededor regresaban a casa y hablaban de una nueva religión, pero prácticamente nadie prestaba mucho interés. Luego vino la guerra y la noticia de un ejército británico invasor que avanzaba desde Nigeria a Camerún por el Oeste y el ejército francés desde el Este. Los soldados alemanes del fuerte de Bamenda (los cuarteles militares) decidieron trasladarse a Duala con sus armas, municiones y equipos. Se llevaron con ellos a muchos jóvenes de las “grasslands” (como se conoce a la región de Bamenda, por sus muchas praderas herbáceas). Allí, en Duala, fueron entrenados como soldados, conductores y mayordomos, y se convirtieron en parte del ejército alemán. Entre estos jóvenes había muchos de Nkwen.
Pronto llegó la noticia de los dos ejércitos aproximándose a Duala: el ejército francés desde el este y los británicos desde el oeste. Esto obligó al ejército alemán a escapar a la isla de Fernando Poo y nuestra gente de Nkwen se encontró navegando en el mar hacia una isla desconocida. Allí, en Fernando Poo (Bioko), precisamente en Santa Isabel (hoy Malabo). Algunos de ellos comenzaron a aprender allí la doctrina cristiana con cierto misionero alemán que llamaban Padre George. Después de dos años intensivos de catequesis, fueron bautizados y confirmados en la Iglesia Católica a principios de 1919, poco después del final de la guerra.
En septiembre de 1919, un grupo de unos veinte de estos cristianos recién bautizados regresó a sus hogares en Bafreng (como se llamaba entonces a Nkwen). El número exacto no se conoce con precisión. Algunos de ellos eran: Frida Ngenchie, Peter Mbuh, Matthias Alundah, Lucas Awasung, Joseph Muchuoh, Peter Ngongbadang, Peter Forti Tamasang, Anton Tamukong, Marcus Muma Achongwa, Justus Nkwenti, John Akuma, Thomas Njemcheo, John Ndifor, John Zanche, Jacob Mongu, Francisco Ndiashey, Victor Nkunteh, Andreas Fongang, Mark Ngufada y Benedict Taniform.
Este grupo de nuevos cristianos bautizados que llevaron la fe católica a Nkwen y la extendieron a otras zonas cercanas. Vale la pena reseñar que los que plantaron la fe en esta ciudad de Bamenda, todos ellos bautizados en Fernando Poo, eran analfabetos, simples soldados del ejército colonial alemán, algunos de ellos tan difíciles de carácter como cualquier soldado. Sin embargo, creían en la oración, la penitencia y la solidaridad entre ellos. Conocían la importancia del trabajo en comunidad y se organizaron en grupos en los diferentes barrios en los que vivían. Se reunían en sus casas para hacer en grupo la oración de la mañana, tras lo cual se les enseñaba a los recién llegados la doctrina que habían aprendido. Una de sus oraciones favoritas era el Rosario o la “sciatic”, el nombre alemán para ello. No tenían catequista oficial, sacerdote ni iglesia, pero se reunían en la casa de Peter Ngongbadang, que había sido bautizados con ellos y más tarde se convirtió en su líder. Recitaban las oraciones que habían aprendido de memoria, cantaban himnos y enseñaban la doctrina a un creciente número de espectadores que acudían a escuchar la Buena Nueva. Algunos de estos curiosos se inscribieron como catecúmenos oficiales. Entre este primer grupo de catecúmenos estaban Paul Muforza, Andreas Azumbi, Paul Ndale, Andreas Awantang, Domini Ngufor, Maria Lem, Menas Gum, Barnabas Ngangmi, Anthony Mbuh, Aloysius Ngufonfor, Pius Ndifor, Lucas Shitanbasi, James Muma Teton, James Mambo, Simon Ngangmi, Luke Bicharia y Henry Njemcheo.
El número de los catecúmenos se hizo tan grande que su Alteza Real Azefor II, el fon de Nkwen, ofreció a los cristianos el uso de una casa en su palacio donde habilitaron una pequeña iglesia. Así fue el origen de la primera iglesia católica en Nkwen. El mismo fon estaba muy interesado en lo que contaban y en ocasiones se quedaba escuchando desde la ventana. Pero, a medida que pasaba el tiempo, los paganos comenzaron a quejarse del apoyo del fon a este grupo por el temor de que sus esposas quisieran ser cristianas y huyeran de ellos dejando la poligamia. Llegados a este punto, Peter Ngongbadang fue con un grupo de cristianos cercanos al fon y le pidió que les diera una parcela de terreno propia. El fon accedió a su petición y les dio el actual sitio en Futrú (lugar que significa, “pequeño bosque de caza”), que se convirtió en la primera misión en las praderas del sur a principios de diciembre de 1919. Allí, en su nuevo emplazamiento, los cristianos de Nkwen celebraron la primera Navidad ese mismo año, sin un sacerdote ni un catequista, pero con mucha oración, cantos y alegría.
La Pascua se acercaba a principios de 1920 y algunos de los cristianos estaban ansiosos por cumplir sus deberes pascuales de confesión y comunión. El sacerdote más cercano estaba en Foumban. Algunos de los jóvenes más vigorosos viajaron hasta Foumban (a unos 150 kilómetros) para participar en la Santa Misa y recibir la Sagrada Comunión. Allí fueron atendidos por el padre William Luxembourg un sacerdote francés que fue a Foumban desde Dschang. Le convencieron para que regresara con ellos y le llevaron su cargamento al fuerte de Bamenda, pero durmió en el antiguo campamento militar de Nkwen, situado en el actual sitio del palacio del fon. Allí dijo misa y antes de irse a Shisong nombró a John Amungwa como catequista temporal. John Amungwa organizó la construcción del primer edificio de la iglesia en la nueva parcela de la misión. Esta fue la primera iglesia que se construyó en las praderas del sur (“grasslands”) y que fue una construcción de cañas de rafia con paredes de barro y techo de paja. Uno de los cristianos colgó un almanaque que había traído de Fernando Poo con la imagen de San Miguel Arcángel. Eso dio origen al nombre de la misión.
En diciembre de 1920, Monseñor Plissonneau, pasando por Bamenda en su camino a Shisong, durmió en el fuerte de Bamenda y celebró la primera misa en la nueva iglesia de Futrú-Nkwen. Durante su estancia en Shisong se comprometió a enviar un nuevo sacerdote para volver a abrir la parroquia Shisong (que estaba cerrada debido a la persecución cristiana de los Banso) y para continuar la evangelización del noroeste de Camerún. A principios de 1921, el Padre William Bintener llegó a Shisong. Una de sus primeras acciones como párroco fue enviar a Andreas Ngah de Shisong a ser el primera catequista oficial en Nkwen. Andreas Ngah fue asistente de Paul Tangwa, catequista principal de Shisong que, que durante la persecución que sufrieron los cristianos a manos de gente de Nso fue encarcelado durante cinco meses. Cuando Andreas Ngah comenzó a enseñar la doctrina en Nkwen, llegaron a él catecúmenos desde las cercanas tribus de Mankon, Bafut, Bambui e incluso Kom.