Si no puedes cantar, pía

 Julia va sumiéndose en las tinieblas del olvido, la desmemoria, y la falta de recuerdos. Poco a poco ha ido olvidándose  del día a día y ahora tiene que estar acompañada por cuidadoras las 24 horas. Pero se acuerda de quién soy yo, y del cariño y la amistad que compartimos desde hace tres décadas, y eso nos basta para celebrar nuestro reencuentro tras diez años. De su escaso baúl de recuerdos, Julita me saca una frasecita que compartimos cuando ella se quedaba sin mí y yo sin ella, justo cuando me enviaron de Brooklyn a Camerún y ninguno de… Seguir leyendo…