Ayer vinieron Isidore Sandjoun (camerunés) y Hervé Janson (francés), hermanitos de Jesús, muy amigos míos, con quienes edifiqué la ermita de Tabor para retiros individuales. Hervé es ahora el superior general de los Hermanitos de Jesús y está de visita.
Hemos hablado de su especial misión en la Iglesia, como religiosos que comparten, al igual que Jesús en Nazareth, la vida sencilla de un trabajador, sin tener nada, sin crear instituciones, viviendo el carisma de la amistad entre iguales. Los hermanos de Carlos de Foucauld son un gran don en mi vida y, a pesar de que sólo son unos 215 en todo el mundo, he tenido la suerte de tenerlos cerca en Farlete, Nueva York y Bamenda.
Hervé e Isidore hicieron su noviciado en Farlete, por lo que hablan español, así como francés, inglés y pidgin. Nuestra larga conversación ha discurrido en las cuatro lenguas que dominamos los tres, pues a veces queríamos enfatizar algo que suena mejor en una de ellas en particular, y todo aderezado con algunas palabras en Nkwen cuando venía alguien a saludarnos. ¡Qué gozada! Esto es África, una sociedad multicultural donde las haya.