Antes de venir aquí, cada uno de nosotros preparó un taller sobre algo que quería compartir: ordenadores, Tangram, papiroflexia, balonmano… Sara preparó un cursillo de ajedrez, pues aprende a jugar a este juego centenario en nuestro colegio escolapio de Cristo Rey. Es un programa innovador que hace que una de las cinco horas semanales de Matemáticas sea de ajedrez. La Unión Europea está promoviendo este aprendizaje dado que estimula diversas inteligencias.
Trajimos tres juegos de España, pero en un mes no hemos conseguido encontrar en todo Bamenda un simple juego de ajedrez más y, por ello, no pudimos dar el taller en el campamento al ser muchos los niños. Pero, aquí en Kumbo, hemos podido dar estos días un taller a los novicios escolapios y las postulantes calasancias. Curiosamente, de repente, ¡han aparecido dos juegos más en bolsas de material variado que llegó hace tiempo de España y estaba olvidado en un rincón!
No es fácil despertar el interés por este juego, pero el mismo Javier Negro nos habló de la importancia de crear espacios lúdicos y de convivencia en las comunidades pues la gente aquí, en la vida familiar, no están muy acostumbrados a jugar y a relajarse juntos. El único juego de mesa que suelen practicar en las comunidades son las damas, pero una versión con tablero de 10×10. Javier está introduciendo el parchís.
¿Habrá prendido nuestra particular cruzada de ajedrez? Al menos uno de los novicios, Francisco Owono, de Guinea Ecuatorial, ha conseguido vencer a Daniel en una partida. ¡Ojalá continúe y lo enseñe a los niños!