El viernes 16 salimos de Kumbo, tras una semana dando el curso del diario personal, al que se apuntaron los niños a ratos, sobre todo cuando pintamos mandalas. Les gustó mucho a todos la sesión de relajación y meditación dirigida, así como escribir el diario siguiendo las dimensiones humanas. Pero, para mí, lo más bonito fue la eucaristía final, en la que dimos gracias por esos diarios al pie del altar en los que hemos garabateado algunas hojas pero que están mayormente para escribir nuestros futuros de búsqueda, de lucha, de camino por andar.
Cuando Evaristus nos ha hecho entrega de una imagen africana de la Virgen, me he emocionado al contemplar esta capilla llena de jóvenes que quieren entregar sus vidas a la causa del Evangelio. Que el Señor les ayude a escribir su historia personal de salvación.
Que envidia! cuanta gente joven en el camino del Señor, va a resultar que a los que nosotros llamamos 3º mundo van a venir a evangelizar al 1º mundo. Me parece que ellos son el Primer Mundo y con mayúsculas. Un fuerte abrazo