Cuando yo era niño, mi padre compró unos columpios para que tanto nosotros como las familias que venían a nuestro hotel familiar en Sariñena los disfrutaran. En el pueblo, por aquel entonces, no había otros y solíamos invitar a nuestros amigos a ese lugar tan especial. Con el tiempo, en tantos parques como he estado con mis hijos, he soñado con la posibilidad de que también los niños de Nkwen pudieran disfrutar de un parque infantil como los que tenemos en los países ricos. Estas semanas, poco a poco, el sueño se está haciendo realidad. Frente a la escuela de Menteh, la gente de la comunidad está limpiando el terreno para colocar el equipamiento que Eric, un herrero local, está construyendo según los planos que le voy haciendo siguiendo mi memoria o, en otros casos, copiando lo que las calasancias han hecho en su escuelita. Algunos amigos nos ayudan a financiar este pequeño equipamiento que, además, va a tener una función especial: recordar la memoria de Cyprian Ndifor, un joven de la misión que fue torturado hasta la muerte por los gendarmes en 1993. Deseaba hacer algo para recordar que hay mucho que hacer por los Derechos Humanos en Camerún y en toda África. ¿Qué mejor forma que con este lugar para que los niños jueguen felices?
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¡extraordinario Juan!
Lo más bonito …… trabajar para hacer felices a los niños. ¡¡¡Mi enhorabuena!!!