Mercado y justicia
Me gusta ir a los mercados africanos, nada distintos de otros que conocí en otros países. A uno le puede agobiar la concentración de gente, las ofertas con las que apabullan al posible comprador, la mezcla de productos y de olores, la carne fresca descuartizada allí mismo, el suelo embarrado, la lluvia persistente que se cuela por las chapas del tejado,… Pero si miras a los ojos de la gente, ves hermanos y hermanas que pasan el día intentando vender su producto para poder alimentar a sus hijos y a sí mismos, muchas veces sin más pretensiones que ir tirando.… Seguir leyendo…